
En la vida diaria es habitual escuchar frases como “estoy estresado” o “tengo ansiedad”. Muchas veces se utilizan como sinónimos, pero no significan exactamente lo mismo. Comprender la diferencia entre estrés y ansiedad es clave para poder gestionarlos mejor y buscar la ayuda adecuada cuando se necesitan herramientas profesionales.
¿Qué es el estrés?
El estrés es una respuesta natural del organismo ante una situación que percibimos como exigente, desafiante o amenazante. Puede aparecer en momentos concretos: exceso de trabajo, exámenes, problemas familiares o situaciones inesperadas.
- Características del estrés:
- Suele estar vinculado a un estímulo externo (por ejemplo, una sobrecarga laboral).
- Generalmente desaparece cuando la situación se resuelve.
- Puede generar cansancio, tensión muscular, irritabilidad o problemas de sueño.
Un nivel moderado de estrés incluso puede ser positivo, ya que nos activa y nos ayuda a rendir mejor. El problema surge cuando es intenso o prolongado, afectando a la salud física y emocional.
¿Qué es la ansiedad?
La ansiedad, en cambio, es una reacción que puede aparecer incluso cuando no existe un peligro real o cuando la situación ya ha pasado. Es como si el cuerpo y la mente se quedaran en estado de alerta constante.
- Características de la ansiedad:
- No siempre hay un desencadenante claro.
- Puede mantenerse en el tiempo, aunque no haya un motivo actual.
- Se manifiesta con síntomas físicos (palpitaciones, sudoración, mareos, presión en el pecho) y pensamientos anticipatorios (“¿y si me pasa algo?”, “no voy a poder con esto”).
Cuando la ansiedad es frecuente o interfiere en la vida cotidiana, hablamos de un trastorno de ansiedad, y es recomendable buscar ayuda psicológica.
